2019 el año del centenario, el año en el que hace un siglo nació César Manrique Cabrera.
Un año sobrecargado de eventos culturales, actos y todo tipo de reconocimientos, tensiones y reproches entre diversos actores sociales. Parece, esa es la impresión que tengo como ciudadano, que todo es poco para homenajear y ensalzar la figura de César Manrique.
Pero más allá de los festejos y de las buenas palabras existe una deuda histórica con su persona y sobre todo, una deuda con los valores y principios que defendió durante su vida. El Lanzarote de hoy se aleja cada vez más de su primigenia esencia, de la belleza de lo sencillo, del poder de lo abstracto y del carisma de un pueblo forjado por elementos tan primitivos como el fuego y el agua, la luz y el viento.
Hoy, al escuchar su voz en una entrevista inédita realizada en 1977 reconozco que pasé un mal rato. “Enseñé al pueblo de Lanzarote a amar lo sencillo, a descubrir la belleza de una piedra, de una nube o de un lagarto…” sencillas palabras para argumentos tan poderosos que nunca debimos dejar escapar.
27 años es mucho tiempo, Lanzarote es hoy una isla devorada por kilómetros de asfalto, metros cúbicos de hormigón, millares de toneladas de Co2, elevada población y sobre todo una sociedad que sufre las consecuencias de haber cedido ante los encantos del dios dinero.
Tengo el convencimiento de que César y tantos otros Lanzaroteños/as que ya no están entre nosotros no se sentirían orgullosos de en qué nos hemos convertido y que hemos destruido para siempre.
La muerte nunca llega lo suficientemente tarde y menos en la persona de César, aquel 25 de Septiembre perdimos algo más que a la persona vital y enérgica, aquel 25 de Septiembre algo murió en la isla de los Volcanes.
Unas imágenes para rendir un humilde homenaje hacia la figura de César y todo lo que significó para nuestra isla…porque “ Amare la belleza de una piedra, de una nube o de un lagarto” para siempre.
Rafael Mesa