Lanzarote está repleta de lugares olvidados, donde en otra época, nuestros antepasados se empecinaban en cultivar cualquier cosa que pudiera servir de alimento.
Los arboles frutales abundaban en las fincas y en temporada suponian una importante fuente de alimento.
Los peralillos o peras Sanjuaneras eran unos de esos frutales, frecuentes en la geografía Insular. De niño, me contaban historias de mi abuelo y sus amigos, historias de travesuras e ingenio. El relato habla de como se las ingeniaban para comer peras y otros frutos en el pueblo de Haría.
Debido a que los propietarios montaban guardia en las fincas para evitar «las incursiones» ellos esperaban a la oscuridad de la noche para poner en práctica sus planes.
Apostados en lugares estratégicos, comenzaban a gritar con voz profunda :
» Tilín tilín «….. «Tolón… tolón»…. «¿Dónde iremos a parar? «…. » Debajo de aquel peral «…
Cuando en la más absoluta oscuridad, el propietario salia huyendo hacia el pueblo los chicos daban buena cuenta de la fruta madura.
Este domingo encontré algunos de esos peralillos del pasado, huérfanos de dueño y olvidados por todos pero como cada año continuan alimentando nuestros recuerdos.
A la memoria de mi abuelo D. Rafael Mesa Callero
